
Krul y el origen nunca contado de la «Amsterdamse Krulletter»
Los bares del Jordaan y otros barrios de Amsterdam muestran una cursiva pintada a mano de enorme belleza que dio lugar a una investigación y, finalmente, al diseño de la tipografÃa «Krull».*
Ramiro Espinoza | Junio de 2012 |
Siempre me han interesado ciertos aspectos de la cultura popular. Las razones por las cuales un artista o artesano de origen humilde, que no ha gozado de las ventajas de la educación formal, en ocasiones alcanza los grados más elevados de creación artÃstica son misteriosas y apasionantes a la vez. La historia de la música está poblada de interesantes casos (pensemos en los orÃgenes del jazz o el tango, por ejemplo).
El campo de la tipografÃa puede definirse como un artesanado y en mi opinión los buenos pintores de letras se ajustan bien al clásico retrato del creador popular, alguien que ha aprendido su oficio mayormente al margen de la educación clásica y que se expresa en un género que no suele ser considerado «distinguido». Sin embargo, al igual de lo que ocurre en la música y la literatura, los géneros tipográficos «populares» pueden devenir en «elevados» cuando debido a su calidad son favorecidos por el gusto de los segmentos tradicionales de nuestra industria cultural: las fundiciones y la literatura especializada.
Desde los comienzos de la escritura han existido tradiciones formales e informales influenciándose alternadamente en un vÃnculo contradictorio y dinámico. Lo mismo ha sucedido desde el advenimiento de la prensa tipográfica, sobre todo luego de la Revolución Industrial. Las innovaciones y experimentos ensayados en el paisaje urbano por humildes rotulistas sirvieron de inspiración a las fundiciones para lanzar al mercado nuevos estilos de tipos. A su vez, los catálogos de las fundiciones siempre fueron un recurso valioso de consulta y documentación para que los pintores pudieran desempeñar su trabajo.Â
«Amsterdamse Krulletter»
De alguna manera mi investigación sobre la «Amsterdamse Krulletter» (en holandés: letra «con rulos» de Amsterdam) comenzó hace alrededor de ocho años atrás caminando las calles del que posiblemente sea el barrio más bonito de Amsterdam, el Jordaan. Como bien sabe cada habitante de la ciudad, el Jordaan posee un gran número de esos bares tradicionales y añejos que los locales llaman «bares marrones» (bruine café's).
En el espacio urbano, los diseñadores de tipos siempre estamos mirando letras y en especial aquellas que han sido pintadas a mano. De esa manera, no tardé en notar que muchos de estos bares del Jordaan, y también de otros barrios, utilizaban en sus ventanas una cursiva pintada a mano, de una enorme belleza y ejecutada con notable maestrÃa. Observando los letreros y ventanas de distintos bares, resultaba obvio que el estilo era muy consistente. Más allá de la natural variedad y riqueza propia del trabajo manual, cada letra tenÃa un diseño establecido que habÃa sido respetado de manera estricta. Lo curioso era que el diseño de esta cursiva me resultaba desconocido por completo. Obviamente guardaba relación con la escritura formal holandesa del siglo XVII, pero eran numerosas también sus diferencias con los estilos que popularizaran Jan van den Velde, Felix van Sambix y Cornelis Boissens, entre otros.
Comencé a preguntar a colegas holandeses al respecto, pero casi nadie podÃa aportarme demasiada información. Es cierto que casi sin excepción todo amante de las «buenas letras» que observara este estilo de rotulado, manifestaba de inmediato su admiración, pero la prensa y los autores holandeses del campo del diseño nunca se habÃan ocupado seriamente él. El libro de Piet Schreuders Lay in - Lay out, publicado por primera vez en 1977, dedica capÃtulos separados a dos de las letras más caracterÃsticas y originales de Amsterdam (la «Bruggenletter» y la casi extinta «Spiegelglas»), sin embargo no hay ni una sola mención o referencia en todo el libro a la por entonces omnipresente «Krulletter».
En un ejemplo más reciente, el libro Amsterdam in Letters (Marteen Helle, 2008) se recogen numerosos e interesantes ejemplos de letras vernaculares, pero de nuevo la letra de los bares es pasada por alto.
Sólo el ejemplar de la revista Grafisch Nederland titulado «¡Mira!, ¡Letras!» (Kijk! Letters!) publicado en 1983, reprodujo varios excelentes ejemplos y entrevistó a Leo Beukeboom, uno de los pintores que emplearon la «Krulletter». Sin embargo, el artÃculo está orientado hacia los aspectos más generales del trabajo de Beukeboom, sin indagar demasiado en los orÃgenes de sus letras más celebradas.
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Leo Beukeboom pintando Krulletters en el barrio De Pijp |
Jan Willem Joseph Visser
El hecho de que letras tan bellas y originales hayan sido ignoradas por los profesionales de la tipografÃa holandesa por tanto tiempo, me recuerda el argumento del famoso relato de Edgar Allan Poe «La carta robada», en el cual un importante documento no puede ser encontrado porque se haya en un lugar completamente obvio. En ocasiones no vemos aquello que nos es demasiado familiar.
He mencionado el nombre de Leo Beukeboom. Este talentoso rotulista, responsable de pintar con maestrÃa y de diseminar el estilo por Amsterdam y ciudades aledañas, comenzó a ejecutarlo cuando en el año 1967 fue contratado por la cervecerÃa Heineken para hacerse cargo de realizar los letreros de los bares asociados a la firma.
Pero el verdadero origen de estas letras es aún más antiguo. Su creador fue Jan Willem Joseph Visser (Amsterdam. 1911-1987) quien desde principios de los años 1950 hasta 1968 trabajó para la cervecerÃa Amstel (Amstel fue comprada por Heineken en el año 1968, casi al mismo tiempo en el que Beukeboom comienza a pintar también el estilo). Hijo de otro letrista —Johannes Visser— y sumamente respetado por sus colegas, la historia de Jan Willem Visser nunca ha sido debidamente relatada.
Aprendió el oficio de la mano de su padre. En 1941 se independizó y abrió su propio taller en Amsterdam, sobre la calle Da Costakade. El negocio creció hasta llegar a ser uno de los más grande de su actividad, llegando a tener 24 empleados.
Numerosas imágenes del Archivo Fotográfico de Amsterdam demuestran que a comienzos de los años 1950 Visser ya pintaba la «Krulletter» en los bares de una forma casi idéntica a la que sobrevive hoy.
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Jan Willem Visser posando frente a su taller en Da Costakade 134 |
Durante bastante tiempo me interrogué sobre cuáles habÃan sido sus influencias precisas. Sus mayúsculas sin dudas estaban inspiradas en una página en particular del segundo volumen del famoso libro de Jan van den Velde Spieghel der Schrijfkonste (1605), pero las minúsculas tenÃan detalles demasiado originales y se apartaban de las publicadas por el famoso calÃgrafo en sus varias obras.
Visitando a su hija Annick Visser –quien gentilmente me permitió inspeccionar los libros y documentos de su padre– pude develar este pequeño misterio paleográfico.
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Alfabeto de Jan van den Velde que influenció las mayúsculas de la «Krulletter». |
Jan Willem Visser poseÃa el libro de 1885 Letters en hare grondvormen naar de beste bronnen bewerkt voor schilders, steenhouwers, graveurs en voor het onderwijs aan Ambachts en Kunstnijverheidsteekenscholen de P. van Looy Jr., un volumen de modelos de alfabetos «de las mejores fuentes' orientado a servir de guÃa a artesanos y grabadores que trabajasen con letras. En éste ejemplar podÃan apreciarse 3 láminas que sin lugar a dudas habÃan servido como modelo para las letras que Visser pintó en los bares. A su vez, P. van Looy, deja constancia en sus láminas de que dichos modelos han sido copiados de Johannes Heuvelman. Los mismos pueden encontrarse en el único libro conocido del Heuvelman, publicado en 1659: Stichtich ABC tot Nut der Jeucht geschreven. Lo interesante de comparar las cursivas de Heuvelman, P. van Looy y Jan Willem Visser es que ninguno de ellos se limitó meramente a copiar a su predecesor. Cada uno introdujo variaciones e influencias, que hacen sus versiones aún más ricas y destacables.
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Primera página del único libro conocido de J. Heuvelman. |
Darme cuenta de este hecho, tuvo una importancia significativa en el desarrollo de mi interpretación de la «Krulletter». Durante bastante tiempo trabajé en un modelo que intentaba reproducir de la manera más precisa posible, las letras que fueron pintadas en las vidrieras de Amsterdam. Me preocupaba mucho el que la ciudad perdiera definitivamente uno de los aspectos más caracterÃsticos y bellos de su identidad gráfica. En renovaciones y cambios de propietarios, se han borrado demasiadas vidrieras y no existen ya pintores de letras en la zona con las habilidades necesarias para pintar nuevas «Krulletters».
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Primera versión descartada de «Krul». |
«Krul», mi mirada a las «Krulletters»
A fines del 2011, sin embargo, llegué a la conclusión de que ese era el camino equivocado. Esas letras habÃan sido pintadas para cumplir un propósito diferente al de las que yo estaba intentando. Su contraste y terminaciones se correspondÃan con el desempeño de un pincel fino en tamaños grandes, demasiado lejos de las necesidades de la industria editorial.
Más aún, sentà que al igual que Visser, en vez de reproducir el modelo original, debÃa interpretarlo, modificando aquello que no me gustara pero conservando sus mejores atributos para proyectarlos en letras que fueran de mi autorÃa. De esa manera estarÃa preservando la tradición y a la vez haciendo mi discreta contribución. Fue asà como hice que mi versión, «Krul», fuera más «tipográfica»: una cursiva «desconectada», algo «racionalista» y menos inclinada. Algunos caracteres problemáticos cambiaron de diseño o fueron desplazados a la categorÃa de «alternares», mientras que nuevas formas, no presentes en el modelo original pero relacionadas con la tradición de la escritura formal holandesa, fueron incorporadas.
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Versión definitiva de «Krul». |
El nombre y una gran dosis de la afinidad que los parroquianos manifiestan por estas letras se deben a la abundancia de sus florituras o arabescos. Como no podÃa ser de otra manera, «Krul» incorpora numerosos de estos adornos caligráficos, como florones y ornamentos.
TodavÃa ignoro qué le deparará el futuro a este intento por reverdecer una tradición de lettering que estaba en peligro de extinción, pero estoy seguro que he hecho lo posible en mis manos para recuperar un capÃtulo casi olvidado de la cultura popular de Amsterdam y valorar debidamente a sus protagonistas.
Ramiro nació en Santa Fe (Argentina) en 1969. Los primeros rudimentos del diseño editorial y la tipografÃa los recibió haciendo de aprendiz en el suplemento joven del diario Hoy en la Noticia, de su ciudad natal.
Estudió Diseño Gráfico en la Universidad Nacional del Litoral y se graduó en el 1998. Luego de egresar trabajó por un año y medio en periódico El Litoral, a la vez que era asistente docente en la Cátedra González de la Facultad de Arquitectura Diseño y Urbanismo de la Universidad Nacional del Litoral. También fue editor y diseñador del periódico de diseño Jazz. En 1999 se estableció en Buenos Aires: trabajó dando clases de TipografÃa en la Universidad de Buenos Aires y como diseñador en el Grupo de Revistas del Diario La Nación. Más tarde, se desempeñó como editor y diseñador de la intranet del Banco Galicia. En el 2003 se mudó a Holanda para estudiar diseño de tipos en el Master Type and Media de la Real Academia de Artes de la Haya (KABK). Â
Se independizó en 2007 y desde entonces me encarga de producir fuentes tipográficas para su propia fundición digital ReType (www.re-type.com) y recibe encargos como freelance de empresas de tipografÃa como Fontshop International, Feliciano Type Foundry y ShinnType.Â
*Â Nota: Quisiera agradecer a las siguientes personas e instituciones por los valiosos consejos y la ayuda recibidas en diferentes etapas de este trabajo: Ton Croiset van Uchelen, James Mosley, Mathieu Lommen, Annick Visser, Leo Beukeboom, Library of the University of Amsterdam y Noord-Holland Archives.
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