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Del culto a las letras

A la letra se le ha atribuido un origen mágico y divino. Fue patrimonio de amanuenses y escribanos, se independizó con la tipografía y ahora, en la era digital, es fundamento de un nuevo tiempo.

 

José María Ribagorda Junio de 2012

 

«Veintidós letras fundamentales: Dios las dibujó, las grabó, las combinó,  las pesó, las permutó, y con ellas produjo lo que es y todo lo que será».

 

Siempre me impresionó la relación mística y exotérica de Borges con la escritura y el libro, pero en especial me interesó su texto llamado  Del culto de los libros (Prosa completa, Bruguera, 1980), de donde procede esta cita al segundo párrafo del segundo capítulo del Sefer Yetsirah. En él se explora el origen divino y creador que poseen las letras en el imaginario colectivo de las culturas cristiana, musulmana y judía, como es el caso de esta cita.

 

El origen de la escritura

 

Las artes de escribir de los calígrafos españoles pudieran parecer un texto borgiano pero lo que muestran es una tradición cabalística judeo-sefardí que les lleva a sostener hasta el siglo XIX que el origen de la escritura es un regalo divino a Adán, preservado del diluvio por Moisés.

 

«Durante siglos las letras serán patrimonio de escribanos y amanuenses y permanecerán recluídas en monasterios y bibliotecas.»
«Con la tipografía, las letras se desligan, aparecen nuevos signos y occidente descubre la magia de la razón.»
«Con la aparición del ordenador y los sistemas gráficos de visualización, las letras se convierten en fuente, principio y fundamento de un nuevo tiempo.»

Aznar de Polanco, ilustre y racional calígrafo español del siglo XVII, escribe en su Arte Nuevo de Escribir: «Y pues tan grande bien para todos el averse inventado el escribir, sepamos quien fue el primero que inventó las Letras, a quien Lucrecio, y los Romanos , según Tertuliano, llaman Elementos, o principios de la pronunciación de la voz. Josepho dize, que las inventó nuestro Padre Adan, o sus Hijos, o Nietos , y afirma aver hecho los Hijos de Set dos Columnas, una de Piedra, y otra de Ladrillo, en que dexaron escritas, y esculpidas todas las Ciencias, y Artes, testificando aver visto una dellas en Siria; de modo, que su origen viene (según dize) de aquellos tiempos».

 

Torcuato Torío de la Riva en su Arte de escribir por reglas y con muestras explicita más tarde la historia de los hijos de Set para decirnos  que «se resolvieron a erigir dos columnas , una de ladrillo y otra de piedra , en las que grabaron los conocimientos que habían adquirido, a fin de que si un diluvio arruinaba la columna de ladrillo, permaneciese la de piedra para conservar a la posteridad la memoria de lo que habían escrito». Al carácter mágico y divino de la letra, principio de la voz y la palabra, se incorpora el valor simbólico de la memoria que Sócrates se había atrevido a cuestionar en la antigüedad.

 

Torcuato Torío de la Riba, Arte de Escribir.

En el Fedro de Platón encontramos escrito el famoso diálogo donde se narra el mito de Theuth, dios egipcio de la escritura y patrón de los escribas. Theut narra como ha encontrado un remedio contra el olvido y la ignorancia. Un invento que hará a los egipcios más sabios y reforzará su memoria. Sócrates replica a Platón: «Este invento dará origen en las almas de quienes lo aprendan al olvido, por descuido del cultivo de la memoria, ya que los hombres , por culpa de su confianza en la escritura, serán traídos al recuerdo desde fuera por unos caracteres ajenos a ellos, no desde dentro por su propio esfuerzo. Así que no es un remedio para la memoria, sino para suscitar el recuerdo lo que es tu invento».

 

 

La historia parece refutar esta opinión, pues durante siglos las letras serán patrimonio de escribanos y amanuenses y permanecerán recluídas en monasterios y bibliotecas dedicadas a las labores del espíritu o en cancillerías ocupando edictos y legajos, haciendo de registro de la palabra y la ley, sirviendo de memoria de los tiempos antiguos para los lectores del porvenir.

 

Manuscrito medieval escrito en hebreo antiguo de 22 caracteres. 

 

Nace la tipografía

 

Hace cinco siglos se produce una trasmutación. La letra latina decide mostrar su cuerpo, humanizarse y reproducirse. Las letras se independizan, se individualizan y salen del suave tacto de la pluma para convertirse en potente y sólido carácter de plomo. Muestran su  cuerpo con ojos, uñas, cejas y hombros, reforman las escrituras, las desacralizan e inventan el producto, el objeto de la modernidad. Nace la tipografía y con ella las letras se desligan, aparecen nuevos signos y occidente descubre la magia de la razón. Una nueva forma de combinatoria lógica y estructurada servirá para cambiar la percepción del mundo, del espacio y del tiempo. Aparecen gramáticas, ortografías, ortologías y caligrafías que configuran la forma y la estructura del texto, un tejido que cubre poco a poco la vida cotidiana de los pueblos de Europa definiendo su lengua y su cultura. Los tipos servirán para «alfabetizar» continentes o «civilizar» voces iletradas. Convertidos en tecnología de reproducción y conocimiento, construirán las fronteras de occidente dominando el lenguaje y con él su idea del mundo y su representación. Si la lógica del pensamiento es la lógica de la lenguaje, poseer el poder de  la escritura, es «literalmente» y «al pie de la letra», occidentalizar su cultura.

 

Ilustración de Champ Fleury de Geofroy Tory, 1529.

La letra impresa hace legible el mundo. El progreso que promueve la imprenta se aleja de la oralidad, los sentidos y la naturaleza para convertirse en un proyecto artificial y legible que puede ser programado, es decir pre-escrito y en definitiva diseñado. La tipografía domina  cinco siglos de historia en Occidente y crea las condiciones para que el hombre se convierta en un sujeto lector necesitado de dar sentido y significado al entorno que le rodea y a la naturaleza que transforma. El mundo se convierte en metáfora del libro y por extensión es necesario pensar que alguien lo escribe.

 

En 1945 Vannevar Bush imagina y describe una máquina que revolucionará de nuevo el poder de las letras y su capacidad de cambiar nuestra forma de pensar: el memex: «Un memex es un aparato en el que una persona almacena todos sus libros, archivos y comunicaciones, y que está mecanizado de modo que puede consultarse con una gran velocidad y flexibilidad. En realidad, constituye un suplemento ampliado e íntimo de su memoria».

 

El ordenador y los sistemas gráficos de visualización

 

Cariotipo humano de 23 pares de cromosomas. 

Con la aparición del ordenador y los sistemas gráficos de visualización, las letras se convierten en fuente, principio y fundamento de un nuevo tiempo en el que conviven caracteres de todas las lenguas y donde la escritura  codifica no sólo palabras, sino datos, imágenes, películas o sonidos. Un mundo en el que leemos y escribimos en teléfonos, donde los documentos pueden «hablar» y donde la letra ha abandonado la solidez de su cuerpo tipográfico para dejar paso a la levedad  de la luz y a la magia del código. Tanto ha triunfado la capacidad modelizadora que posee la letra y el alfabeto que el futuro que está por venir parece convertir en circular esta historia,  mutando la letra de nuevo en materia, pero en materia viva, baste sino leer noticias sobre el genoma humano: «Las cuatro bases de nitrógeno de nuestro alfabeto genético, representadas por las letras A,C,G y T y que se presentan en pares, contienen las instrucciones para la creación de todos los organismos.»

 

Es así que esta historia parecería circular y que los orígenes cabalísticos de la letra, con que comencé este artículo, no sean tan metáforicos e imaginarios como pudieran aparentar. La gran diferencia es que ahora el poder creador de su magia está en nuestras manos, y que los seres vivos y la naturaleza, convertidos en combinatoria alfabética, puedan convertirse en productos. Es posible que pronto podamos estudiar «biodiseño» y es posible que Léon Bloy tuviera razón al escribir: «somos versículos o palabras o letras de un libro mágico, y ese libro incesante es la única cosa que hay en el mundo; es mejor dicho el mundo.»

 

Es posible. Pero como diría Blas de Otero: «Dios nos libre de los libros malos, que de los buenos ya me libraré yo».

 

 

Para saber más:

Aznar de Polanco, C.:  Arte nuevo de escribir: por preceptos geometricos y reglas mathematicas, Imprenta de los heredores de M. Ruiz de Murga, 1719.

Borges, J. L.: Prosa Completa, Bruguera,  Barcelona 1980.

De Otero, Blas. Expresión y reunión, Alianza. Madrid 1981.

García Peña, I.: El jardín del alma: mito, eros y escritura en el «Fedro» de Platón, Universidad de Salamanca, 2011.

Torío de la Riva, T.:  Arte de escribir por reglas y con muestras…, Imprenta de la viuda de don Joaquin Ibarra, 1798.

Vannebar, B.: “As we may thinkâ€, Atlantic Monthly, 1945 en Biblioweb

 

 

José María Ribagorda. Docente, tipógrafo y diseñador.  Jefe del Departamento de Estudios Superiores de Diseño Gráfico de la Escuela de Arte Número Diez de Madrid y profesor de Diseño de la Facultad de Bellas Artes de la UCM. Fundador del Estudio de Diseño Arquetipo donde trabajó en identidad corporativa, edición y packaging para instituciones y corporaciones multinacionales. como Repsol o Arthur Andersen. Especialista en diseño tipográfico. Su labor como investigador incluye la edición de libros como La tipografía imagen invisible y el blog Tipografos.com



Tags: Diseño Gráfico, Tipografía, José María Ribagorda
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