
Especies del humor
Los distintos modos de comunicación del humor pueden clasificarse en tres grandes grupos: humorÃstico, satÃrico e irónico.
Silvia Hernández Muñoz | Abril de 2012* |
Existen diversos modos de comunicación del humor que van desde el tono más inocente al más cruel. Estos tipos, que yo denomino especies, pueden clasificarse en tres grandes grupos, de los que ya hablaron teóricos como Theodor Lipps: el humor humorÃstico, el humor satÃrico y el humor irónico.
Humor humorÃstico
El humor humorÃstico tiene como fin desconcertar. Ramón Gómez de la Serna reflexiona acerca de la naturaleza del humorismo en su artÃculo «Gravedad e importancia del humorismo» –que más tarde incluirÃa bajo el tÃtulo de «Humorismo» en su libro Ismos–, «sólo pretende desacomodar interiores y desmontar verdades»; un humorismo que relativiza las cosas, critica lo que cree ser definitivo...: «No se propone el humorismo corregir o enseñar, pues tiene ese dejo de amargura del que cree que todo es un poco inútil».
Si la comicidad precisa de la norma social como punto de referencia a que oponer el fenómeno risible, el humorismo, al identificarse emotivamente con quien se atreve a contravenir los valores o costumbres del grupo, supone una actitud abierta, innovadora e incluso subversiva. La libertad será la divisa del humorismo asà entendido.
Humor satÃrico
El humor satÃrico expresa indignación hacia alguien o algo, con propósito moralizador, lúdico o meramente burlesco: un «deber ser». Los abusos o las deficiencias se ponen de manifiesto por medio de la ridiculización, la farsa, la ironÃa y otros métodos ideados todos ellos para lograr una mejora de la sociedad. Aunque en principio la sátira está pensada para la diversión, su propósito principal no es el humor en sà mismo, sino un ataque a una realidad que desaprueba el autor, usando para este cometido el arma de la inteligencia. Se separa en su intolerancia del humor humorÃstico, que implica una actitud comprensiva y benévola hacia las limitaciones humanas.
Es muy común, casi definiendo su esencia, que la sátira esté fuertemente impregnada de ironÃa y sarcasmo; además la parodia, la burla, la exageración, las comparaciones, las yuxtaposiciones, la analogÃa y las dobleces son usadas de manera frecuente en el discurso y la gráfica satÃrica:
- La reducción de alguna cosa para hacerla parecer ridÃcula, o examinarla en detalle para hacer destacar sus defectos.
- La exageración o hipérbole: se toma una situación real y se exagera hasta tal punto que se convierte en ridÃcula. La caricatura utiliza esta técnica.
- La yuxtaposición que compara cosas disÃmiles: el ayer y el hoy, la juventud y la vejez..., de forma que una adquiere menor importancia.
- La parodia o imitación burlesca de las técnicas o estilo de una persona, de forma que se vea ridiculizada.
La irrealidad, el sinsentido, la ilógica y las deformaciones constituyen uno de los planteamientos principales de este humor satÃrico que crea monstruos, como bien evidencia Goya en El sueño de la razón produce monstruos, ausencia de racionalidad que será además uno de los planteamientos del surrealismo. Dentro de este grupo se enmarcan las siguientes especies:
a ) La sátira, aprovecha el poder correctivo de la risa para ejercer su labor crÃtica, didáctica y moralizadora mediante el recurso de presentar bajo un aspecto cómico, ridÃculo o de farsa los vicios y defectos con una clara intención de denuncia. También puede tener planteamientos meramente lúdicos o burlescos. Su origen está en Grecia de mano de comediógrafos como Aristófanes o poetas como Semónides de Amorgos, cuya obra más famosa es el Yambo de las mujeres, en el que establece comparaciones siempre misóginas con animales: la yegua, el mono, el cerdo o la comadreja, para destacar vicios y defectos. La sátira constituye numerosos géneros literarios como la novela picaresca, la fábula, el artÃculo periodÃstico, el esperpento con Ramón MarÃa del Valle-Inclán o la tragedia grotesca de Carlos Arniches. Aunque también aparece en la gráfica contagiado por el imaginario literario o del popular, como en Las Tentaciones de San Antonio, El Juicio Final o El jardÃn de las delicias, de El Bosco, donde satiriza los vicios a través de la interpenetración gráfica entre hombres y animales. Hay sátira en los carteles collage de Heartfield, igual que en la pelÃcula El Gran Dictador, donde Charles Chaplin realiza una sátira de Adolf Hitler. Asà pues, podemos concluir que el humor es un arma efectiva para que el público acepte la crÃtica.
b ) El sarcasmo, deriva de «sarx», que significa carne, y su caracterÃstica esencial es la mordacidad, la crueldad, incluso el sadismo. Suele relacionarse con la parodia, definida por Bergson como la transposición del tono solemne al familiar. Se basa en la degradación o minoración valorativa de un objeto y es en la incongruencia de esos valores donde se origina la risa. Pero como degradación intencionada que es, la parodia es una forma de castigo que aprovecha la sátira. En ocasiones la parodia se pone al servicio de la burla, se ridiculiza, a veces sin intención satÃrica sino tan sólo burlona.
Ejemplos de sarcasmo aparecen desde la obra de Brueghel el Viejo, donde crea una parodia, prácticamente una caricatura acerca de las enfermedades. En ocasiones, la enfermedad o la deformación fÃsica es considerada como espectáculo. Desde el Barroco los seres «maravillosos» formaban parte de las cortes de reyes y nobles, como objeto de entretenimiento, a cambio eran bien tratados y recibÃan una educación. Velázquez retrata a enanos y enanas de la corte, Lavinia Fontana retrata a Antonietta Gonsalvus, una niña con pelo en la cara. Los locos o los negros también formaban parte de este elenco denominado «Gente de placer». Asà es como aparece la deformidad humana como objeto de diversión. Es una burla malintencionada y descaradamente disfrazada, ironÃa mordaz y cruel con que se ofende o maltrata a alguien o algo. Posteriormente, en el siglo xviii, la situación de estos seres empeora y salen de la corte para ser exhibidos a todo el pueblo en las plazas públicas, aparecen circos freaks donde se juntan toda clase de «fenómenos» para ser exhibidos: mujer barbuda, el hombre gigante, los enanos, toda clase de seres deformes, junto a payasos y trapecistas. Una vez más se relaciona el feÃsmo, lo antiestético y lo deforme, con el humor. Pilar Pedraza en La venus barbuda y el eslabón perdido, habla de la diferencia o la enfermedad como espectáculo donde cita en los Freak Shows, como los reflejados por la pelÃcula cruel y realista: Freaks [La parada de los monstruos] de Tod Browning, 1932, que recoge la tradición de estos circos, muchos de cuyos actores salieron de circos reales.
c ) También la caricatura puede servir a los mismos fines correctivos, pues, al consistir en la exageración de los rasgos más peculiares o caracterÃsticos del objeto, destaca también aquellos que se interpretan como defectos o vicios, sirviendo como medio eficaz de denuncia. Un ejemplo lo tenemos en William Hogarth, ilustra la diferencia entre la caracterización y la caricatura, al reproducir tres figuras carácter de las obras de Rafael, y cuatro caricaturas tomadas de Annibale Carracci, Pier Leone Ghezzi y Leonardo da Vinci.
Tanto la parodia como la caricatura parten de la imitación del modelo objeto de ridÃculo con respecto al cual el objeto paródico o caricaturesco guarda esa relación de contraste descendente esencial en lo cómico. Sólo la intención correctiva o punitiva las convierte en sátira.
d )  El chiste serÃa un vehÃculo del humor popular. Acepción que engloba la agudeza, la ocurrencia graciosa y el dicho ingenioso. El chiste serÃa pues, un ingrediente del humor y de la comicidad según su intencionalidad. Freud estudia las diferentes técnicas que operan en la formación del chiste y, desde este punto de vista, distingue entre chiste verbal y chiste intelectual. Los chistes verbales, responden a la teorÃa del ahorro y por eso se definen por su brevedad. Utilizan recursos como: formación de palabras mixtas, modificación de frases hechas, retruécanos, paronomasias, dilogÃas, equÃvocos y juegos de palabras; y el chiste intelectual: no depende del proceso verbal, sino del proceso mental que pone de manifiesto técnicas de desplazamiento, error intelectual, contrasentido, representación indirecta y representación antinómica.
También advierte Freud que hay chistes con un fin en sà mismos, mientras que otros se ponen al servicio de una intención o de una tendencia determinada. Desde este punto, clasifica a los chistes de inocentes o tendenciosos. No obstante, por carente de tendencia que sea (inocente), persigue un fin primordial: provocar la hilaridad.
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Frescos con las figuras que dan origen al término «grotesco», Domus Aurea, Roma, siglo i d. C. |
e )  Lo grotesco, categorÃa estética vinculada tradicionalmente a la comicidad. Derivado del italiano grotta (gruta), el término «grotesco» designó unas pinturas ornamentales halladas en 1480, en unas excavaciones romanas. Las pinturas se encontraban en la parte superior de la Domus Aurea  (s. I d. C.) y su imitación suscitó una nueva moda decorativa. ConsistÃan en la pintura de monstruos en las paredes en lugar de reproducciones claras del mundo de los objetos: motivos florales estilizados y caprichosamente enlazados, cuyos finos tallos servÃan de apoyo a unas medias figuras, algunas con cabeza de hombre, otras con cabeza de animal. No sólo rechaza el concepto de mÃmesis, sino que altera el orden natural de nuestro mundo objetivo al mezclar y confundir los reinos naturales –lo vegetal, lo animal, lo humano y lo artificial– y al alterar las leyes de la estética y de la proporción. En consecuencia, el mundo de lo grotesco resulta extraño, fantástico y absurdo, cualidades éstas que se vinculan en el mundo contemporáneo junto con lo ridÃculo y lo extravagante.
Lo grotesco contemporáneo coincide con la comicidad en lo sorprendente de sus representaciones, muchas de las cuales son fruto de un proceso de animalización o cosificación con el consecuente efecto cómico resultante de una incongruencia descendente. Y también coinciden con lo cómico en la ausencia de emoción, en la indiferencia sentimental del autor hacia lo representado. Como uno de los rasgos de lo grotesco es lo monstruoso, provoca un sentimiento de desazón, de angustia lindante con el horror. Lo grotesco se convierte asà en una tercera calidad a la vez ridÃcula y estremecedora, que no es ni trágica ni cómica, sino que lo trágico y lo cómico se dan en simultaneidad absoluta impidiendo la risa abierta y libre, pero también la identificación afectiva a la compasión.
Se ha dicho que lo grotesco es la caricatura sin ingenuidad, porque en ella la deformación no es amable sino fruto de la incorporación de una fealdad ontológica-orgánica. Lo monstruoso de la deformación inspira risa, pero también horror por ser manifestación del lado oscuro (opuesto a lo ideal) de la realidad. Ese carácter de deformación en lo corporal es lo que horroriza más allá de la risa. La simultaneidad horror-risa conlleva perplejidad, desconcierto, reacciones muy próximas a las que motiva la contemplación de lo absurdo. Lo grotesco se nos hace extraño y familiar al mismo tiempo, pero el extrañamiento se produce al contemplar esa realidad desde su sinsentido. Mientras la sátira utiliza la comicidad como medio de denuncia contra una realidad degradada, pero con una intención didáctica que parte de la vigencia y posibilidad de realización de unos valores positivos, lo grotesco niega dicha posibilidad.
Los diseñadores y artistas recurren a la personificación para atribuir al producto o al mensaje los atributos de los animales que les son más propicios. Actúan igual que en la mitologÃa –de la que extraen modelos de representación–, construyen metáforas o alegorÃas. La figura del Minotauro, por ejemplo, ha sido uno de los temas recurrentes del arte contemporáneo y como muestra, se propone en la obra de Picasso.
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Erwin Wurm, One minute sculpture, 2000. |
f ) El absurdo. Lo grotesco actual, entendido como una visión degradada del mundo y del hombre, presenta puntos comunes con el absurdo. Por una parte el absurdo designa aquellas expresiones o representaciones que son imposibles en la realidad objetiva, recordemos que lo grotesco linda también con lo fantástico. Pero el término absurdo se aplica también a expresiones o representaciones que carecen de sentido, que se resisten a cualquier explicación racional. Lo absurdo es una incongruencia absoluta, de ahà su posibilidad de inclusión dentro del campo del humor. De esta manera expresiones propias del arte son consideradas absurdas por su dificultad de lectura desde unos presupuestos estéticos tradicionales. La obra de Erwin Wurm, podrÃa ser un ejemplo de absurdo.
g )  El humor negro surge a finales del siglo xx como reacción a las teorÃas románticas del siglo xix. Tiene en Jean Paul Ritcher su mejor exponente, y en ellas «el humor es lo cómico romántico» o «es fruto de la melancolÃa de un alma elevada que llega a divertirse incluso con aquello que la entristece».
El humor negro presenta puntos de contacto con lo grotesco, por similar mezcla de sentimientos encontrados entre la risa y el horror. A través del chiste, del dibujo, de la novela, del artÃculo, del cine, del teatro, un grupo de humoristas europeos va a insistir en una especial faceta del humor cuya temática consiste en buscar la risa y la carcajada basándose en motivos que antaño sólo inspiraban lástima, ternura y comprensión. Es la reacción al intento de purificar-desvirtuar el humor: «El humor negro tiene demasiadas fronteras: la tonterÃa, la ironÃa escéptica, la broma sin gravedad... (la enumeración serÃa más larga), pero sobre todo, es el enemigo mortal del sentimentalismo con aire perpetuamente acorralado –el eterno sentimentalismo sobre fondo azul– y de una cierta fantasÃa de corto vuelo, que se toma demasiado a menudo por poesÃa, […]».
Su esencia está en el pesimismo, en la angustia que provoca el enfrentamiento a la Nada, en la pérdida del ideal como ámbito de valoración. Nace del mismo lugar que lo absurdo y lo grotesco. Aparecen detalles macabros como la muerte. Busca el humor en lo patético, el melodrama y la tragedia. Las principales caracterÃsticas del humor satÃrico de Goya en los Disparates o Caprichos aparecen agigantados.
El poder corrosivo de este tipo de humor, al poner en cuestión los valores de la moral dominante, ha permitido calificar de humor negro a todas aquellas manifestaciones en que predomina el absurdo, por su proximidad al sinsentido.
En su AntologÃa del humor negro, André Breton cita a reconocidos autores, entre ellos, filósofos, narradores y artistas como Baudelaire, Lewis Carroll, Nietzsche, Apollinaire, Tzara, Picasso, Kafka, Duchamp, Hans Arp o Salvador DalÃ. Textos donde la risa nace de una indiferencia próxima a la crueldad ante situaciones que en la vida real provocarÃan compasión. Y entre los numerosos cultivadores de la burla fúnebre, considera en primer lugar a Jonathan Swift como verdadero iniciador de esta modalidad. Hay que tener en cuenta que Swift provoca la risa sin participar en ella, y es precisamente, de este modo irónico como el humor, en el sentido en que los surrealistas lo entienden, puede exteriorizar el elemento sublime y trascender a las formas de lo cómico. De ahà que sea considerado el inventor del humor cruel. Otro ejemplo serÃa el Marqués de Sade, por haber elevado la crueldad a la categorÃa estética. Bromear con el dolor puede ser, como pretendió demostrar Freud, una forma de defensa. Para Isidore Ducasse, Conde de Lautréamont, en su obra Les Chants de Maldoror el mal se presenta como la fuerza motriz del desarrollo histórico, por lo que hay que fortalecerlo mediante la libre expresión de los instintos prohibidos.
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José Guadalupe Posada, El panteón de las pelonas. |
André Breton cuenta con José Guadalupe Posada como genial y primer artesano plástico del humor negro en su estado puro que, en sus grabados populares sobre madera, sensibiliza hacia las agitaciones de 1910. México, con sus espléndidos juguetes fúnebres, se afirma como la patria del humor negro. Breton se basa en la teorÃa de ahorro de gasto necesitado por el dolor de Freud para argumentar lo sublime en el humor y, por ende, su justificación en el arte donde «el humor ha sido llevado al más alto grado de expresión».
«SerÃa el momento, -dice Freud-, de familiarizarnos con ciertas caracterÃsticas del humor. El humor no sólo tiene algo de liberador, análogo en ello al ingenio y a la comicidad, sino también algo de sublime y elevado, caracterÃsticas que no se encuentran en los otros dos órdenes de adquisición del placer por una actividad intelectual. Lo sublime tiende evidentemente al triunfo del narcisismo, a la invulnerabilidad del yo que se afirma victoriosamente. El yo rehúsa dejarse atacar, dejarse imponer el sufrimiento por realidades externas, rehúsa admitir que los traumatismos del mundo exterior puedan afectarle; y aún más, finge, incluso, que pueden convertirse para él en fuente de placer».
Reacción contra el sentimentalismo, el humor negro acabará consumiéndose a sà mismo, convertido en tópico también. Circunscribir el humor a lo macabro y repugnante es limitar la visión amplia que el autor debe tener ante la vida cuando en otros autores son pinceladas parciales que se aplican en el momento oportuno en que la acción lo requiere. Ese matiz circunstancial se convierte en eje, en fundamento para los seguidores del humor negro.
Dicha postura reduce todos los aspectos de la vida a uno solo, satirizando no sólo para corregir sino para burlarse de las deformidades fÃsicas que no tienen remedio. Dibujos y relatos de ciegos dándose golpes, de ataúdes y de capitalistas comiéndose niños crudos, paralÃticos... y otros «gags» destinados a producir risa forman parte del catálogo icónico del humor negro. Como referencia, cabe destacar la serie grabados de Callot, realizados al aguafuerte a comienzos del siglo xvii, donde se reflejan mendigos y gente de la calle con deformaciones.
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Humor irónico
En el humor irónico el sujeto es consciente del absurdo del mundo, pero no es moralizante porque tiene perdida la fe y carece de proyectos.
Cuando la ironÃa tiene una intención muy agresiva, se denomina sarcasmo. Es una incongruencia aguda entre nuestras expectativas de un suceso y lo que ocurre. La percepción del lector de una desconexión entre la expectativa común y la aplicación de la lógica con un suceso inesperado ambas vistas como un solo elemento. Se realiza una conexión entre la ironÃa y el humor cuando la sorpresa nos sumerge en la risa. No todas las ironÃas son graciosas. Por ejemplo, el ridÃculo es un aspecto importante del sarcasmo, pero no de la ironÃa en general. AsÃ, el sarcasmo es un tipo de crÃtica hacia una persona o grupo de personas que incorpora ironÃa.
La ironÃa a menudo requiere un bagaje cultural que debe tenerse en cuenta, asà como una forma de hablar de una determinada lengua. Desde el punto de vista de la retórica, es un procedimiento, una técnica, un simple recurso expresivo de carácter dialéctico que da a entender lo contrario de lo que se dice. En lugar de expresar lo que piensa, finge pensar lo que expresa. La palabra se contrapone al pensamiento, pero, lejos de ocultarlo, lo destaca y resalta con más fuerza. Viene a ser una especie de lenguaje en clave, pues exige el rechazo de su significado literal y que se vaya más allá del significado superficial, de modo que su desciframiento crea en el receptor la emoción del encuentro con un espÃritu afÃn.
Freud corrobora cómo «al leer cualquier ironÃa que valga la pena tener en cuenta, leemos la vida misma, y al abordarla nos basamos en nuestras relaciones con los demás», es decir, más allá del procedimiento retórico conduce a una disposición desde lo cultural a lo personal. También Bergson ha afirmado que el humorismo es el reverso de la ironÃa. Humorismo e ironÃa se apoyan en la oposición entre lo real y lo ideal, entre lo que es y lo que debiera ser. Pero mientras que la ironÃa enuncia lo que debiera ser, fingiendo creer que asà es en realidad, el humorismo se ciñe a lo real afectando creer que asà debe ser. Jankélévitch, revela una relación intrÃnseca entre humor e ironÃa cuando dice «que el humor(ismo) es la ironÃa que termina en seriedad».
Niveles de humor
«No es que te partas de risa, pero bueno, a veces el rostro alrededor de los labios se relaja y esboza una imagen amable y simpática».
Tras esta visión panorámica de los distintos conceptos que se inscriben en el campo semántico del humor, podemos concluir que todos ellos –comicidad, humorismo, sátira, ironÃa y chiste, incluso lo grotesco y lo absurdo– provocan hilaridad en el receptor. Hilaridad que se manifiesta con una gradación que va desde la carcajada abierta a la sonrisa velada e incluso, hasta la mueca cuando se trata de sarcasmo o de humor negro. Ahora bien, la risa –franca o contenida– es una respuesta observable en el receptor y, por lo tanto, condicionada por diversos factores individuales y subjetivos, difÃcilmente mensurables. Resultado de la apreciación de una incongruencia en un contexto lúdico, esto es, basado en la ausencia de racionalidad, moralidad y trabajo.
Conviene, no obstante, hacer un inciso para recordar la distinción entre «risa mecánica» y «risa intelectual». Existen una serie de hechos y circunstancias que provocan la risa de una manera «mecánica» sin que la mente del lector o del espectador tenga que trabajar lo más mÃnimo. Se trata de situaciones cómicas, situaciones clásicas, eternas, de eficacia contrastada, gags, chistes... El deber del humorista serÃa buscar la «risa intelectual». Una risa lÃcita, conseguida por la sorpresa que produce en la mente del lector o espectador la originalidad de una frase, de un concepto, de una observación, donde se establece la diferencia entre humor y comicidad. En palabras de Chrystopher Fry: «La risa es el toque de genio más inequÃvoco de la creación. Si hubieseis hecho un hombre, rellenándole hasta el tope de avideces impulsivas y pasiones como para estallar, ¿se os habrÃa ocurrido hacer que reventara de pronto en un fenómeno como la carcajada?».
En ocasiones la risa, la carcajada o la sonrisa han estado censuradas o limitadas por valores polÃticos, morales o de educación. Son valores de diferentes épocas en las que, por una u otra razón, estaban mal vistos. También dependen de los diferentes contextos y de las diferentes personas. André Breton habla de burla en las obras de Goya y de Hogarth y se mantiene en reserva en otras ocasiones, cuando el humor sólo se deja presentir y no se da más que como hipotético, caso de la mayor parte de la obra de Seurat.
La sonrisa, la risa y la carcajada, revelan estados anÃmicos que nunca podrán graduarse a voluntad. Depende de la época, de la circunstancia del sujeto, del público. Acerca de cuáles son las intensidades del humor es un asunto empÃrico, dependerá, como dijimos, de cada cultura y de cada individuo. Los énfasis y las inferencias que se hacen en un relato humorÃstico pueden ser completamente distintos.
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Para saber más:
Adorno, T.W.: TeorÃa estética, Madrid, Taurus, 1986 (1.ª ed.).
Aristóteles: Poética, Madrid: Alianza, 2004 (1.ª ed.).
Baudelaire, Ch.: Lo cómico y la caricatura, Madrid, Visor, 1989.
Bergson, H.: La risa. Ensayo sobre la significación de lo cómico, Madrid, Alianza, 2008.
Freud, S.: El chiste y su relación con lo inconsciente, Madrid, Alianza, 2000 (1ª ed.).
Hegel, G.W.F.: De lo bello y sus formas: (estética), Madrid, Espasa-Calpe, 1980.
Hobbes, T.: AntologÃa, Barcelona, PenÃnsula, 1987.
Huizinga, J.: Homo ludens. El juego y la cultura, Madrid, F.C.E., 2008 (1.ª ed.).
Jankélévitch, W.: La ironÃa, Madrid, Taurus, 1982 (1.ª ed. 1964).
Kant, I.: CrÃtica del juicio, Madrid, Espasa-Calpe, 2001 (1.ª ed.).
Lipovetsky, G.: La era del vacÃo. Ensayos sobre el individualismo contemporáneo, Barcelona, Anagrama, 2003.
Ortega y Gasset, J.: La deshumanización del arte, Madrid, Alianza, 1983.
Pirandello, L.: El humorismo, Madrid, Espasa-Calpe, 1961.
Platón, Diálogos. Obra completa en 9 volúmenes. Volumen III: Fedón. Banquete. Fedro. Madrid: Gredos, 2003.
Schopenhauer, Arthur, El mundo como voluntad y representación, Barcelona: Planeta-De Agostini, 1996.
Silvia Hernández Muñoz. Diseñadora gráfica y docente en la Universidad de Zaragoza, imparte las asignaturas de Diseño gráfico en la titulación en Bellas Artes desde el año 2007. Es doctora en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia. Sus lÃneas de investigación versan sobre imagen digital y la docencia en diseño gráfico, en varios grupos de investigación. Actualmente desarrolla su proyecto artÃstico personal en ilustración y serigrafÃa, como evolución de su investigación doctoral.
 * Este artÃculo  es parte de la investigación realizada por Silvia Hernández en su tesis doctoral Humorismo y vanguardia. La representación gráfica del humor, defendida en la Universidad Politécnica de Valencia en noviembre de 2011.
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La otra generación del 27

Los humoristas del 27
(y su visita a Valencia)

El humor y su concepto. Humor, humorismo y comicidad

El diseño del humor gráfico

¿Pertenece el humor al diseño?

Introducción
#03 – Humor

Editorial #03:
Humor

Campaña #03 Humor
Humor Blanco

Campaña #03 Humor
Humor Verde

Campaña #03 Humor
Humor Negro