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Urbanismos efímeros

En junio de 2010 se pusieron en marcha en Barcelona dos iniciativas: una propuesta del Ayuntamiento para reformar, de modo participativo, la avenida Diagonal y una fiesta, surgida de la iniciativa popular, en el Paral·lel, en la que se implicaron más de doscientas asociaciones.

 

Daniel Cid Moragas Enero de 2012

Voy a contar dos historias muy distintas que sucedieron  el mes de junio del año 2010 en dos calles muy significativas de Barcelona. Dos historias contrapuestas de las cuales llegué a aprender mucho de lo que significa hacer ciudad. En Barcelona tenemos tres calles singulares que cortan la trama urbanística en diagonal. Son las tres principales diagonales de la ciudad. La Meridiana (la diagonal obrera). La Diagonal por excelencia (en una punta el distrito universitario, luego el financiero y, en la otra, las nuevas industrias). El Paralelo (la diagonal más canalla y nocturna, hasta los años 50 el Paral·lel fue un lugar de espectáculo y fiesta increíble).

 

«Para hacer posible la votación popular sobre el destino de La Diagonal se redujo la complejidad del tema a dos posibles soluciones que luego se someterían a referendum.»
«En el Paral·lel, alguien puso en marcha una idea mucho mejor. Cerrar con cuatro vallas de obra el tráfico del Paral·lel y llenar la calle de espectáculos teatrales y musicales.»

El referendum de Diagonal

 

La primera historia sucedió en la Diagonal. Hace algo más de un año el Ayuntamiento decidió reformar la avenida de manera participativa. El Ayuntamiento encargó un estudio urbanístico a un buen equipo de arquitectos para que propusieran alternativas a su reforma. El objetivo planteado era doble, eliminar coches y poner tranvía. En cierto modo el estudio arquitectónico puso en evidencia que la solución pasaba por plantear una visión integral del plan de la movilidad de la ciudad. Pero para hacer posible la votación se redujo la complejidad de un tema como este a dos imágenes, a dos posibles soluciones que luego se someterían a referéndum. El ciudadano que tenía que escoger entre dos opciones. Opción A: crear una gran acera central, Rambla. Opción B: ampliar las aceras laterales creando un bulevar. La oposición política (la que ahora gobierna) propuso una tercera opción C: dejarlo como estaba.  El debate ciudadano que se generó fue muy poco interesante y estuvo muy contaminado por los intereses electorales. Al final, la participación en el referéndum fue del 12,17%. Y la opción B (bulevar) -por la que públicamente había declarado sus preferencias el alcalde- sólo logró un 11,38% de los votos. La B (rambla), fue la menos votada, con un 8,28%. El 80,36% fue para la C.

 

Opción A (Rambla) de la Consulta de la Diagonal. (Imagen obtenida de la página del Ayuntamiento de Barcelona)

 

Fiesta en la diagonal canalla

 

Quizás fue una coincidencia pero aquella misma semana del referéndum Diagonal en la diagonal canalla, el Paral·lel, alguien puso en marcha una idea mucho mejor. Cerrar con cuatro vallas de obra el tráfico del Paral·lel y llenar la calle de espectáculos teatrales y musicales. En el Paral·lel se acababa de reinaugurar el Molino, emblema de lo que fue el Pigalle de Barcelona. Elvira Vázquez, nueva propietaria del Molino y empresaria emprendedora, con la implicación del Ayuntamiento, cortó la calle y la llenó de escenarios. Quería que por un día el Paral·lel recuperara su antiguo esplendor. Y lo logró. Implicó a todos los teatros de la zona. Consiguió la implicación de más de doscientas asociaciones del lugar. Recordemos que el Paral·lel cose tres barrios: Sant Antoni, Poble Sec i Raval). El 33% de la ciudad. Tres barrios muy distintos entre ellos pero de claro carácter popular. Actuaron músicos y actores profesionales (Joan Pera, Lloll Beltran, Toni Albà o Dagoll Dagom), las comunidades paquistaníes o hindús bailaron danzas Bollywood, todo el mundo participó. Pasaron por allí 35.000 espectadores. Aquella convocatoria festiva fue la mejor de las respuestas ciudadanas a una voluntad de cambio. 

 

 Teatro El Molino, Barcelona. Imagen de Ocio Puro. 

 

Una breve conclusión

 
Tal y como dijo Josep Bohigas, arquitecto implicado en este evento, la diagonal más canalla, la para-diagonal, se convirtió en un ensayo mucho fiable para investigar sobre las nuevas necesidades urbanas. Al revés que en el caso anterior no se proyectó un espacio para que se generara interacción social. Al contrario. A partir de un evento efímero festivo de muy bajo coste se llenó la calle de ciudadanos que en todo caso sugirieron un programa posible. Y se hizo revindicado el pasado canalla y fiestero del Paral·lel, que es su mejor legado y su mejor futuro. Proponiéndose como un espacio de convivencia y no como una frontera entre barrios (qué es lo que ahora es el Paral·lel). Los renders elaborados para el referéndum de la Diagonal eran muy resultones. Explicaban las intervenciones que se querían realizar para generar vida urbana. Pero parecería que en el Paral·lel se invirtió la secuencia. Ante una zona de la ciudad que necesitaba ser repensada, se generó atracción social a través de un acontecimiento festivo. Se activaron infraestructuras existentes y las comunidades que generalmente operaban de manera autónoma, generando una nueva relación con la ciudad. Se llenó de gente la calle como paso imprescindible para quizás pensar sobre qué usos darle. Parecería como si de repente hubiera nacido la posibilidad de una nueva herramienta de trabajo: el urbanismo efímero.

 

1. Me gustaría mencionar algunos profesionales que están desarrollando acciones en este sentido. Es el caso The Design Embassy Europe (London) que, bajo la dirección de Brent Richards, entienden que la lógica de lo efímero “pone a prueba†los lugares donde se necesita extender una investigación urbana, permitiendo “tomar nota†y “cometer errores†con la voluntad de convertirse en una de las bases (¡no la única!) de la futura transformación. Es también el caso de Santiago Cirugeda, experto en arquitectura efímera, reciclaje, estrategias de intervención urbana, incorporación de prótesis a edificios construidos o participación ciudadana. Precisamente una de sus mejores recetas urbanas está siendo la de la utilización de solares existentes para usos temporales públicos. Por último, está la fundación  WiMBY (Welcom into my Back Yard). Es una pequeña fundación creada en 1999 que hasta hace poco trabajaba en Hoogvliet, una joven ciudad cerca de Rotterdam con problemáticas sociales (exclusión, madres adolescentes, etc.).

 

Daniel Cid es doctor en Historia del Arte y profesor y responsable de la dirección científica de ELISAVA, Escuela Superior de Diseño e Ingeniería de Barcelona.



Tags: Barcelona, Urbanismo, Daniel Cid, Efímero
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