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Josep Renau o la función social del cartel

El artista valenciano fue uno de los máximos exponentes del arte comprometido en la España republicana.

 

Joaquín Hellín Bermúdez Marzo de 2012

 

Cartel, «Obreros, campesinos, soldados, intelectuales, reforzad las filas del partido comunista», 1937.

 

«El cartelista se encuentra, de pronto, ante nuevos motivos (la Guerra Civil) que trastornan esencialmente su función profesional. El cartel […] puede y debe ser la potente palanca del nuevo realismo en su misión de transformar las condiciones, en el orden histórico y social, para la creación de una nueva España».

 

Estas palabras pronunciadas en plena Guerra Civil por el diseñador y fotomontador Josep Renau (Valencia 1907 – Berlín 1982), recogidas en su libro Función Social del Cartel, dejan claro hasta qué punto se involucró en un diseño activista, un diseño que despertara las conciencias de la gente. Y es que Renau, además de artista gráfico, fue en su vida personal un ferviente activista político -tras la lectura del libro El arte y la vida social, del demócrata ruso Plejánov, Renau se afilia al Partido Comunista Español a los 24 años, escuchando la llamada al compromiso político del artista a la que apelaba el autor-, un articulista polémico y un intelectual comprometido.

 

«Renau, además de artista gráfico, fue en su vida personal un ferviente activista político.»
«Llegó a convertirse en un faro de la resistencia cultural española durante su obligado exilio en México, como consecuencia de la victoria del bando nacional en la Guerra Civil.»
«Renau es uno de los artistas españoles más relevantes y valiosos del siglo XX y, sin embargo, uno de nuestros artistas más olvidados y menos reconocidos.»

República y Guerra Civil

 

Su interés por el cartelismo y el diseño bebe de un hecho a priori sin importancia pero que acabó marcando su destino. Renau fue expulsado de la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos de Valencia en 1923, al rebelarse ante la pobre enseñanza que allí le impartían. Su padre, como castigo, le obligó a trabajar como dibujante litográfico en la Litografía José Ortega de Valencia donde toma contacto con el cartelismo y la ilustración gráfica. La semilla del diseño estaba plantada.

 

Si bien los comienzos de Renau en el mundo del cartel se adscriben a la estética del Déco, a partir del advenimiento de la República en 1931, sus trabajos comienzan a adquirir un mayor compromiso social, colaborando entonces con las revistas anarquistas Estudios y Orto en las que publica sus primeros fotomontajes críticos.

 

Cartel, «Campesino, defiende con las armas al gobierno que te dio la tierra», 1936.

Con la experiencia del papel jugado por el cartelismo como agente movilizador en la Rusia posrevolucionaria en mente, Renau supo encontrar pronto una de las más innovadoras y eficaces maneras artísticas de renovación del medio a través de la introducción de los fotomontajes y el aerógrafo, técnicas ligadas a la vanguardia internacional, que ayudaron a potenciar las posibilidades expresivas y plásticas del cartel, como revelan sus carteles Obreros, campesinos, soldados, intelectuales, reforzad las filas del Partido Comunista (1936) y El comisario, nervio de nuestro ejército popular (1936).

 

Renau desarrolló una constante actividad desde el inicio de la Guerra Civil. Es nombrado Director General de Bellas Artes (DGBA), cargo que ocupa entre septiembre de 1936 y abril de 1939 y cuya gestión de la política artística, la propaganda y el activismo social resulta de una gran trascendencia. Fue uno de los responsables, mediante la creación de la Juntas de Incautación y Protección del Tesoro Artístico, de la evacuación de la valiosa colección artística del Museo del Prado y de la proyección exterior de España con el Pabellón Español de París en 1937 (le encarga la realización del Guernica a Picasso) buscando el apoyo internacional en la lucha revolucionaria republicana.

 

Poco después, Renau es requerido para el cargo de Director de Propaganda Gráfica del Comisariado General del Estado Mayor, lo que supuso un relanzamiento de su creatividad aplicada a la propaganda de guerra. Realiza entonces la serie de fotomontajes Los 13 puntos de Negrín, que  ilustraban el programa propagandístico del socialista Juan Negrín basado en buscar apoyos internacionales para la causa republicana y finalizar, así, la Guerra. Con esta serie, Renau ayuda a fijar la representación iconográfica de los postulados de paz. Un aspecto a destacar es que, como diseñador gráfico que era, tenía que adecuar su trabajo a los encargos que asumía; sin embargo, Los 13 puntos de Negrín constituye una obra personal que se acomodaba única y exclusivamente a su estilo, creando una serie de montajes fotográficos con absoluta libertad.

 

Exilio mexicano: The American Way of Life

 

El desenlace de la guerra traería como consecuencia su exilio, primero en México y desde 1958 en Berlín Oriental, lugares en los que se acreditó como un gran cartelista y publicista. En México, Renau se encuentra en la situación de un exiliado, sin un futuro laboral claro y en un país desconocido. En esta situación, asume un par de ofertas laborales que le aseguran la supervivencia. Al tiempo, se va sumergiendo poco a poco en la vida artística mexicana y entra en contacto con artistas de renombre como David Alfaro Siqueiros y Diego Rivera, con los que se iniciará en la realización de pinturas murales.

 

A modo de unión de estas actividades surgen los carteles de cine, presentes durante todos y cada uno de los años de su estancia en México, principal sustento económico de su familia.

 

Esta obligación de trabajar bajo la amenaza de carecer de medios para mantener a los suyos, le cuesta a Renau un alto precio: el de aislar al artista comprometido con las luchas sociales de su tiempo. De ahí que Renau necesitara dar rienda suelta a sus inquietudes y preocupaciones, comenzando a desarrollar su serie de fotomontajes más célebre, The American Way of Life.

 

La serie The American Way of Life  se extiende en el tiempo pues su realización se inició en 1949 y se prolongó durante veintisiete años, hasta que en 1976 fue presentada en el Pabellón Español de la Bienal de Venecia. La idea de realizar este ciclo de fotomontajes surge por muy diversas razones: la Guerra Fría, la persecución anticomunista del gobierno estadounidense o la difusión del modelo de vida norteamericano, proyectando una imagen idealizada, coloreada y brillante de la realidad.  Renau siguiendo su espíritu crítico y anti-establishment, emplea las mismas técnicas seductoras, coloristas y brillantes para expresar con dureza una visión de los Estados Unidos donde el racismo, el sexismo, la brutalidad y la arrogancia sobre el Tercer Mundo son los temas principales de esta serie. En cuanto al método de trabajo empleado, Renau lo describe en su libro The American Way of Life. Fotomontajes 1952-1966: «Tenía un archivo perfectamente organizado. Agarraba una imagen y la coloreaba si hacia falta y si por casualidad necesitaba un hombre de pie, pues me cogía a mi de modelo tomaba una foto y le cambiaba la cabeza. La iconografía salía del archivo. Trabajaba sobre una idea más abstracta y luego iba tomando cuerpo.»

 

Cartel «Victoria. Hoy más que nunca», 1938. 

  

Berlín, Valencia, Berlín

 

En 1958 Renau se trasladó a Berlín, capital de la República Democrática Alemana (RDA). Allí se dedicaría principalmente a dibujar filmes gráficos para la televisión. Este nuevo cambio de vida y contexto, está motivado porque a finales de 1957 estaba cansado de hacer los carteles de cine y de la publicidad capitalista, y no veía claro su futuro artístico en México. En cuanto llega a Berlín, donde imperaba un sistema de planificación económica centralizada, Renau se convierte en un asalariado del Estado, como todos los artistas. A partir de entonces, fue libre de dedicarse al tipo de arte que más le placiera, y ese fue el arte político aplicado a la pintura mural y el fotomontaje principalmente.

 

Renau regresó a España en agosto de 1976. Sus sucesivas estancias en España se convierten en un período memorialista de la época republicana y de la Guerra Civil. Su presencia y trabajo empezaron a estar muy en boga entre sus compatriotas, por lo que en 1981 la revista Photovisión inicia su publicación en España con una portada presidida por un fotomontaje de Renau.

 

En septiembre de 1982, el artista ingresó en un hospital de Berlín. El día 11 de octubre de 1982, tras una última crisis provocada por un cáncer de hígado, moría en el exilio. Falleció sin haber conseguido retornar definitivamente a Valencia, orgulloso de su nacionalidad mexicana. Tras la ceremonia civil en el crematorio y el homenaje de sus familiares, sus cenizas fueron enterradas en el cementerio berlinés de Friedrichfelde, el camposanto de la antigua capital alemana donde reposan los restos de los combatientes antifascistas.

 

Fotomontaje de la serie Fata Morgana USA: The American  Way of Life. 

Relevante y olvidado

 

Los historiadores de la figura de Renau coinciden en señalarlo como un apreciado cartelista que introdujo el uso del aerógrafo, las vanguardias y la conciencia social en la cartelería de la España de la Segunda República y la Guerra Civil.

 

Su concepción del arte y la cultura como factores de agitación, como herramientas indispensables para transformar las estructuras que rigen las relaciones sociales y el progreso, hacen de él un símbolo alternativo que llegó a convertirse en un faro de la resistencia cultural española durante su obligado exilio en México como consecuencia de la victoria del bando nacional en la Guerra Civil.

 

Renau es uno de los artistas españoles más relevantes y valiosos del siglo XX y, sin embargo, uno de nuestros artistas más olvidados y menos reconocidos. Esta falta de reconocimiento, coinciden en apuntar los historiadores, está determinada por su compromiso político con el Partido Comunista Español (PCE) al que dedicó gran parte de su arte. Sus trabajos fueron transgresores en una época muy difícil, la Guerra Civil Española, por estar comprometido con una ideología de izquierdas. Por ello fue sometido al olvido por el régimen franquista durante la dictadura. Sin embargo, la fuerza artística y política de su obra sigue teniendo actualidad y su aportación sigue influyendo en nuestros días. Renau revitalizó el diseño gráfico y el cartel influido por el Art Decó y el dadaísmo, creando un estilo revolucionario y propio.

 

 

 

Joaquín Hellín Bermúdez. Estudiante de Bellas Artes en la Universidad de Murcia, desde el año 2009. Este año se encuentra de intercambio SICUE en la Universidad de Barcelona.



Tags: Activismo, Historia del diseño, Diseño Gráfico, Cartelismo, Fotomontaje
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