
Craftivismo: artesanÃa para hacer lo que se pueda hacer
EnergÃa creativa y producción manual son los elementos clave de unas nuevas prácticas activistas cuyo objetivo es ofrecer alternativas a un sistema social basado en la desigualdad y el consumismo.
Raquel Pelta | Enero de 2012 |
Betsy Greer dice que el «craftivismo» es la «intersección entre la artesanÃa (craft) y el activismo» y comenta en la Encyclopedia of Activism and Social Justice que es una práctica de «creatividad comprometida, especialmente en causas polÃticas o sociales. Al emplear su energÃa creativa para ayudar a hacer un mundo mejor, los craftivistas contribuyen a un cambio positivo por medio del activismo personal. El craftivismo permite a quienes lo practican dar forma a sus habilidades particulares para hacer frente a causas especÃficas.» Asimismo, indica que: «Cada vez que participas en una tarea artesanal estás marcando una diferencia, sea luchando contra el materialismo inútil, haciendo piezas para causas benéficas o algo entre una cosa y otra».
Greer acuñó el término «craftivism» en 2003 para definir una actitud ética y una forma de activismo que se ejerce mediante lo hecho a mano, partiendo de la idea de que la capacidad de creación puede ser una herramienta de lucha. El craftivismo otorga, pues, un valor polÃtico y social a la producción manual y la sitúa más allá del lugar que ocupa actualmente: el de las tiradas pequeñas y exclusivas (si hablamos de artesanÃa), el del ocio (femenino principalmente) o «la creatividad del propio armario» —como la llama la citada Greer—,  ámbitos en los que quedó recluida (la producción manual) a raÃz de la Revolución Industrial y con el triunfo del Movimiento Moderno en diseño.
Para la mencionada autora, el reciente avance del craftivismo se debe en gran medida a la creciente sensación de desesperación que, ante la imposibilidad de cambiar el mundo, se ha ido apoderando de todos nosotros a partir del atentado del 11 de Septiembre. Asimismo, está vinculado a la evolución del feminismo y a la reivindicación de los valores de la domesticidad que han estado marginados en un mundo patriarcal en el que sólo se ha tenido en cuenta el trabajo realizado fuera de la esfera privada. Como ha dicho la periodista Camila Larsen Esveile: «Plantea además una discusión activa sobre los prejuicios contra el rol doméstico de la mujer, preguntándose si lo hogareño puede llegar a generar cambios en la sociedad.»
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Olivia De Soria, anillo para el proyecto Radical Jewelry Makeover de Ethical Metalsmiths. |
Craftivistas: entre la agenda polÃtica y las posturas anticonsumo
Las prácticas «craftivistas» han ido adquiriendo presencia a lo largo de la primera década del siglo XXI y comprenden posiciones que oscilan entre la agenda polÃtica (pacifismo, defensa del medio ambiente, movilización en contra de la explotación de los trabajadores en las fábricas del Tercer Mundo, etc…), la conciencia social (lucha contra el cáncer, el analfabetismo, la violencia doméstica, etc…) y los intentos de contrarrestar las estrategias de un mercado que nos convierte en consumidores pasivos. Esta variedad de posturas se manifiesta, asimismo, de modos diversos: organizando talleres para enseñar a tejer, coser o hacer ganchillo; haciendo productos artesanos sin perder de vista la sostenibilidad de los materiales; realizando prendas de abrigo para personas desfavorecidas; interviniendo en la calle sobre farolas, estatuas, cabinas telefónicas, cercas, paredes,…, con textiles a modo de graffiti para protestar o denunciar situaciones de injusticia o en defensa de alguna causa, etc…
Los «craftivistas» crean sus propios objetos como una respuesta al consumismo y como un intento de ofrecer alternativas más sostenibles porque el «craftivismo» es una manera de manifestarse en contra del materialismo de la sociedad actual. El «craftivismo» se entiende, pues, como una forma de oposición al modelo capitalista imperante pues defiende que se puede vivir al margen del mercado, tal y como está organizado actualmente, asà como que todos podemos hacer nuestras propias cosas o comprar aquellas que se han creado de forma artesanal.
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Craftivist Collective, «A craftivist Sunday», 2012. |
Frente a un sistema que sólo aprecia el producto final, es una manera de valorar el proceso de trabajo y a quienes han intervenido en él. En palabras de la blogger MarÃa Laura Flores: «Según el craftivismo, hacer cosas con tus manos te libera. Te libera del estrés cotidiano. Te libera del consumismo. Libera tu creatividad. Hacer cosas con tus manos es hacer polÃtica. Haces polÃtica cuando eliges consumir productos hechos a mano y locales en vez de los importados y hechos en serie. Hacer cosas con tus manos te reivindica como mujer (si es que eres mujer, claro). Reivindica el trabajo artesanal. Te da poder. Poder como mujer creadora e independiente. Independiente del sistema de consumo. Autosuficiente.»
Es, también y en algunos casos, una herramienta de denuncia pero siempre es signo de una actitud pacifista que quiere cambiar el mundo. Para ellos, la cultura del «Hazlo tú mismo» (Do It Yourself, DIY), no está vinculada a los objetos sino a la autonomÃa personal y a la toma de decisiones: si es necesario hacer algo, puedes hacerlo tú mismo sin esperar a que los órganos de poder lo hagan por ti. Y esa cultura DIY supone, además, una puesta en cuestión de los valores y códigos del consumismo, tratando de minimizarlo y de resistirse a la publicidad y a las modas impuestas.
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Prácticas y proyectos
Entre los muchos proyectos craftivistas que existen, me gustarÃa citar algunos que ilustran bien este tipo de prácticas. Como, por ejemplo, Ethical Metalsmiths, una iniciativa de orfebrerÃa puesta en marcha por Christina Tatiana Miller y Susan Kingsley en 2004.  Preocupadas por el impacto negativo de la minerÃa en el medio ambiente y en las personas, están investigando en el potencial de lo que denominan «el colectivo de joyeros informados» para convertirlos en «buenos artesanos del medio ambiente». Su objetivo es informar sobre cuestiones de minerÃa y hacer que los joyeros sean social y medioambientalmente responsables. Trabajan con materiales reciclados en un 99% y, entre otras muchas cosas, realizan campañas sobre metales «limpios»; cuentan con una web donde proporcionan datos sobre minerÃa y hablan de cuestiones éticas relacionadas con la joyerÃa y la orfebrerÃa; han organizado exposiciones, tomado parte en propuestas de comercio justo y puesto en marcha Radical Jewelry Makeover (RJM) que une a mineros y joyeros voluntarios con donantes de joyerÃa antigua, estudiantes y diseñadores para desarrollar piezas que luego se exponen y venden. El último RJM tuvo lugar en Santa Fe en octubre de 2011 e consiguió la participación de 104 joyeros y el material procedente de 150 donantes de joyerÃa.
En otra dirección habrÃa que destacar las acciones llevadas a cabo por el Craftivism Collective. Fundado en 2009 por Sarah Corbett, —que habÃa comenzado a realizar proyectos de activismo en 2008 bajo el nombre de «A Lonely Craftivist»—, el colectivo surgió a partir de su blog y contactos en Facebook. Entre sus miembros citan a Josie Long, Rob Da Bank y Sam Roddick e indican que su «red» se extiende por Los Angeles, Vancouver, Melbourne, Londres, BerlÃn, Glasgow y Manchester, por mencionar solo algunas de las ciudades en las que están presentes.
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Marianne Jørgensen, «Pink M.24», 2006. |
Craftivism Collective define su objetivo con una frase, a modo de manifiesto: «Exponer el escándalo de la pobreza en el mundo y las injusticias contra los derechos humanos» y hacerlo mediante acciones provocativas pero no violentas y a través de la artesanÃa y el arte público: «La artesanÃa es nuestro método de hacer campaña pero la parte más importante es el cambio polÃtico y social. Disfrutamos de la artesanÃa y de la creación pero lo que nos apasiona es trabajar por una sociedad más justa para todos.» Desde su blog animan a difundir sus proyectos y proporcionan vÃdeos con instrucciones, herramientas, fotografÃas y ejemplos para todo aquel que quiera seguir la lÃnea trazada por el colectivo: «Queremos mostrar que hacer que las personas tomen conciencia de las injusticias y de la pobreza en el mundo puede ser divertido asà como una toma de poder. No tiene por qué ser estresante ni elitista. Cualquiera puede ser un craftivista sea cual sea su capacidad o comprensión.» Por eso, los miembros del Craftivism Collective tratan de fomentar la discusión sobre temas relacionados con las situaciones de injusticia global.
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Craftivist Collective, flyer. (Imagen cedida por Sarah Corbett) |
Entre los proyectos que el Craftivism Collective ha llevado a cabo, hay que citar unas «mini pancartas de protesta» centradas en reivindicar la justicia global o denunciar las situaciones de pobreza. Se colocaron en destacados espacios públicos, como si fueran los anuncios que invaden nuestro espacio e irrumpen en nuestras vidas.
Betsy Rodman ha puesto en marcha Project Scarf (Proyecto Bufanda), que estarÃa dentro de las actividades a favor de  causas humanitarias. Rodman ha congregado a tejedores de todo el mundo para realizar la bufanda más grande del mundo. Cada uno de ellos envÃa su parte y ella la ensambla hasta que completar el proyecto. Una vez finalizado, los distintos trozos se separarán y las bufandas individuales se distribuirán entre diversas organizaciones humanitarias para que lleguen a los más necesitados.
No han faltado tampoco prácticas craftivistas entre los artistas. Este es el caso de la danesa Marianne Jørgensen, que en 2006, consiguió reunir a un grupo de voluntarios para realizar una manta –compuesta por 4000 cuadrados rosas de 15 x 15 cm.— con la que se cubrió un tanque en un gesto de protesta por la implicación de Dinamarca en la Guerra de Irak, al lado de los Estados Unidos y Gran Bretaña.
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Barb Hunt, «Antipersonnel», 2007. |
Otro ejemplo a mencionar es el de Barb Hunt que en su proyecto «Antipersonnel» creó minas anti persona con lana rosa para denunciar la existencia de estas armas y como rechazo de la violencia: «Existe una cercana asociación entre tejer y cuidar el cuerpo. Las vendas para los soldados fueron tejidas en otro tiempo a mano y las mujeres todavÃa hoy en dÃa tejen para ellos y para los “sin techo†calcetines en muchas partes del mundo. De esta manera, tejer funciona como una metáfora de la recuperación, la protección y la curación. En Antipersonnel, empleé estas asociaciones para oponerme al abuso de poder y el uso de la violencia, al transformar un objeto destructivo en uno que no hace daño. El proceso de producción masiva se reemplaza por el del trabajo lento del tejido a mano y a través de ésto espero llamar la atención sobre el valor de los pequeños gestos personales que pueden unirse en una declaración de solidaridad y esperanza.»
Hay que mencionar también a Cat Mazza que, entre 2003 y 2008, promovió «The Nike Blanket Petition» para reclamar unas mejores condiciones laborales para los trabajadores de Nike. El proyecto consistió en juntar pequeños cuadrados de punto tejidos por miembros de diversas comunidades y por particulares procedentes de más de treinta paÃses. Con ellos se creó una manta de unos cuatro metros con el logo de la marca, que se colocó en una galerÃa de Estambul muy próxima a las instalaciones de la empresa.Â
Asimismo, Mazza organizó «Stitch for Senate», un acto antibelicista consistente en tejer pasamontañas y enviarlos al Senado de los Estados Unidos para pedir el fin de la guerra y la vuelta de las tropas a casa. En paralelo, propuso tejer en grupo para crear debate.
En el 2005, lanzó microRevolt, una web cuya intención es investigar el origen de la precariedad laboral en la era industrial capitalista pero, también, reflexionar sobre la manera de hacer un sistema eonómico más justo.
Otros artistas se han centrado en los valores de la identidad local y en el desarrollo de una conciencia medioambiental. Este es el caso de  C.H.O.L.O. un colectivo establecido en Lima, que apoya el diálogo intercultural e investiga los conceptos de participación local y de arte colectivo. Sus modos de trabajar son, por ejemplo, la organización de talleres en los que, además de tejer, se fomenta la discusión sobre temas socioculturales.
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Cat Mazza, «Nike Blanket Petition», 2003. (FotografÃa de Jill Kitchner) |
Y, como quiera que el craftvismo se ha relacionado con el feminismo, —y en especial con el de la “tercera olaâ€â€”, habrÃa que mencionar al colectivo Stickkontakt de Estocolmo, cuyos miembros trabajan desde 2007 interviniendo en diferentes áreas de la ciudad y con el objetivo de revalorizar el acto de tejer pero, también, con la intención de desestabilizar un espacio público predominantemente masculino mediante una artesanÃa femenina que sale del ámbito doméstico.
Por lo que se refiere a España, los núcleos de craftivistas se encuentran, sobre todo, en Barcelona, Bilbao y Valencia. Llevan a cabo “guerrillas de ganchilloâ€, con cierto carácter reivindicativo como la que tuvo lugar en Barcelona en febrero de 2011, en la Placeta de Sant Francesc promovida por Duduá y con la intervención de los vecinos del Barrio Gótico. La acción consistió en tejer entre todos una alfombra para reclamar más zonas verdes en el centro urbano.
Por último, cabrÃa mencionar que los craftivistas también están presentes en el movimiento Occupy Wall Street, enseñando a tejer asà como tejiendo prendas de abrigo para los activistas.
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Stickkontakt, intervención urbana, 2011. |
Entre el arte, la artesanÃa y el diseño, el craftivismo se está convirtiendo en todo un movimiento. Cuenta con comunidades como Etsy y está recibiendo la atención de los medios de comunicación y de algunos cineastas. AsÃ, en 2010 se presentaron Handmade Nation de Faythe Levinson y Making it Handmade de Anna Brownfield que documentan el fenómeno en los Estados Unidos y Australia, respectivamente. En español, contamos con el corto de Eduardo del Olmo, Cuki Colorinchi Evolution, en el que se trata el tema con unas buenas dosis de ironÃa.
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Corto Cuki Colorinchi Evolution de Eduardo del Olmo, 2011. |
Conscientes de que sus acciones son pequeños gestos y siguiendo aquello que afirmaba el activista John Seymour: «No soy más que uno. No puedo hacerlo todo. Pero lo que se pueda hacer, lo haré», los craftivistas creen que lo importante no son los objetos que hacen sino que todos podemos ser lo suficientemente creativos como para mejorar el mundo.
Para saber más:
Anderson, G.L.; Herr, K.G. (ed.): Encyclopedia of Activism and Social Justice, Thousand Oaks (California), Londres (Gran Bretaña), Nueva Delhi (India), Sage Publications, 2007.
Kingsley, S.: «Ethical Metalsmiths. Jewellers for Social and Environmental Responsibility», Plymouth College.
Larsen Esveile, C.: «La búsqueda de cambios socials desde las manualidades. Activismo de punto», en blog La Matriz.
Plymouth College of Arts: «Ethical Metalsmiths: activist artisans», en Crafts and Sustainability.
Solamenterocio: «El craftivismo: otro mundo es posible... con aguja e hilo», Huelva 24.com, 3 de junio 2011.
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Rachel Carson, una investigadora comprometida

Editorial #02:
Activismo

Introducción
#02 – Activismo

Diseño y activismo.
Un poco de historia

Campaña #02 Activismo
Todos llevamos un activista dentro

El problema de la libertad.
Sobre diseño y activismo

Diseño gráfico y reivindicación

Diseñar para el cambio social

Prou Soroll
(Basta de ruido)

Manifiesto First Things First 2000