
Elogio de la lentitud
El slow design se presenta como una alternativa al consumo rápido y vacÃo.
Raquel Pelta | Octubre de 2011 |
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Nanna van Blaaderen, colección «More or Less», tejida a mano e inspirada en las formas orgánicas de la naturaleza.
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Una de las vÃas propuestas para lograr un futuro más sostenible es cambiar nuestros estilos de vida actuales basados en la velocidad y la inmediatez.
John Thackara ha señalado que, durante siglo y medio, la velocidad y la aceleración constantes junto a la compresión del tiempo han sido las caracterÃsticas de la manera en que nos comunicamos, comemos, viajamos, innovamos y ocupamos el espacio doméstico. En su opinión: «el mundo que hemos diseñado refuerza el valor que asignamos a la velocidad y la aceleración. Producimos y consumimos a una velocidad creciente. Otorgamos un valor mayor al tiempo incluso aunque nos parezca que hay cada vez menos».
El slow design como alternativa
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Jeroen Wand, silla de papel que mejora con el desgaste.
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- Satisfacer las necesidades reales, trascendiendo las creadas por el mercado.
- Reducir la contaminación medioambiental minimizando el impacto ecológico de los servicios y productos.
- Aprovechar los recursos que proporcionan las energÃas renovables.
- Permitir la separación de los componentes de los productos o servicios al final de su vida útil con el objetivo de fomentar el reciclaje y la reutilización
- Excluir el uso de sustancias tóxicas o peligrosas para la salud humana y otras formas de vida en todas las etapas del ciclo de vida del producto.
- Generar el máximo de bienestar.
- Educar al cliente y al usuario fomentando su «alfabetización» en sostenibilidad.
- Revisar las asunciones que hay detrás de los productos existentes.
- Desmaterializar los productos en servicios siempre que se haya probado el beneficio en términos de bienestar individual, social o medioambiental.
- Garantizar que los productos sean fÃsica, cultural, emocional, mental y espiritualmente duraderos.
- Maximizar los beneficios de los productos para las comunidades socioculturales.
- Impulsar la modularidad para permitir la compra progresiva, de acuerdo a las necesidades y recursos, para facilitar la reparación/reutilización y para mejorar la funcionalidad.
- Fomentar el debate y la puesta en cuestión del status quo de los productos que nos rodean.
- Hacer de dominio público los diseños sostenibles para beneficio de todos, especialmente aquellos que por intereses comerciales no se producirán.
- Promocionar el diseño para la sostenibilidad como una oportunidad y no como una amenaza para el status quo.
Todo esto, de acuerdo a los promotores del slow design, significa diseñar con una perspectiva temporal a largo plazo, ralentizar el proceso de producción y consumo, estimular un renovado disfrute del diseño, ofrecer nuevos escenarios para el desarrollo fÃsico, emocional, mental y espiritual, celebrar la diversidad y el pluralismo, considerar la lentitud como un valor sociocultural positivo y centrarse en el presente en lugar de tratar de diseñar mirando hacia el futuro. Supone, pues, otra manera de percibir el tiempo.
Un equilibrio entre lo fÃsico y lo espiritual
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Marie Ilse Bourlanges, Suéter #4 perteneciente al proyecto Decay en el que se exploraron las relaciones entre tiempo, cuerpo, piel y ropa.
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Según sus partidarios,  el slow design es comprehensivo, holÃstico, inclusivo, reflexivo y considerado. Permite, además, la evolución y el desarrollo de unos resultados de diseño que quieren atender a las necesidades humanas básicas y, por tanto, que tiene por objetivo poner en primer lugar a las personas encontrando, al mismo tiempo, un equilibrio entre lo local y lo global y entre el medio ambiente y la sociedad.
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Entre las premisas clave, Fuad-Luke distingue las siguientes:
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1) El bienestar humano se basa en el bienestar de los ecosistemas de la Tierra. El slow design reconoce y abarca conceptos como el Diseño para la Sostenibilidad, la biodiversidad, el desarrollo sostenible, la huella ecológica, el control de la contaminación y la gestión de los recursos.
No es antropocéntrico y reconoce que la humanidad forma parte de los grandes sistemas bióticos cuyo desarrollo no siempre coincide con el de los seres humanos. Sin embargo, se esfuerza por lograr el desarrollo de los individuos y sus comunidades socioculturales. Trata, por tanto, de unir el desarrollo humano con el del mundo natural.
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2) Si quiere ser un nuevo paradigma para el diseño, el slow design debe distanciarse de las ideas que orientan el pensamiento económico, tecnológico y polÃtico actual. En ese sentido, hay que recordar que el slow design se centra en las necesidades reales y no en las del libre mercado.
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3) El slow design funciona como un antÃdoto contra el paradigma del fast design, del diseño rápido que es parte de actividades antropocéntricas perjudiciales tanto para las personas como para el medio ambiente. Su propósito es ralentizar los mecanismos de producción y consumo propios de la economÃa capitalista moderna.
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4) La disociación de los modelos actuales de producción y consumo presenta una oportunidad para explorar la perdurabilidad y diseñar objetos, espacios e imágenes duraderos y con relevancia sociocultural. El slow design pretende equilibrar lo fÃsico con lo espiritual.
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Estas cuatro proposiciones, según Alastair Fuad-Luke, se orientan hacia la politización del debate sobre el diseño como una oportunidad única para que los diseñadores puedan entrar en un terreno –el del desarrollo sostenible- que actualmente está en manos de activistas, gobiernos y empresas.
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Pero, si dejamos a un lado el idealismo, y alguien está únicamente interesado en el potencial de negocio del slow design, no tiene más que mirar hacia el movimiento slow food para convencerse de que la lentitud es rentable. Basta con fijarse en los restaurantes que se han inclinado por esta opción.
Para saber más
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Slow Design Knowledge Platform
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Manifiesto Slow Design

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